Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de febrero, 2019

La cultura infantil en Lempira

El escritor julio escoto lee con dos niñas en la Biblioteca Pública Blue Lupin de Lepaera Las bibliotecas escolares Blue Lupin que implementa Plan International Honduras, la Dirección Departamental de Educación de Lempira y las alcaldías municipales de Lepaera, Gracias, San Manuel de Colohete, San Marcos de Caiquín, La Campa, Las Flores, Talgua, La Iguala, San Rafael y La Unión, es uno de los proyectos, en materia de lectura y arte infantil, más exitosos en América Latina. Un artículo del periodista Jorge Carrión, titulado “Las bibliotecas más importantes del mundo” fue publicado, hace unas semanas, por The New York Times; ahí se reconocía a las bibliotecas Blue Lupin de Lempira como una de las mejores experiencias pedagógicas y culturales. Para quienes creemos que el país puede progresar a través de la educación, y especialmente desde la formación del hábito de la lectura que potencia la comprensión y la creatividad de la niñez, es conmovedor encontrar estas referencias

33 revoluciones para Rodríguez

Fabricio Estrada es una de las voces más valiosas de la poesía hondureña que desde la década de mil novecientos noventa, se rebeló a un canon agotado en los usos del realismo social y en el lirismo taimado. Su poesía se arraiga en formas orales que hacen resplandecer sus imágenes y en cierta retórica del discurso clásico. Dos centros que al combinarse permiten nombrar con espontaneidad los hechos poéticos y darles un énfasis grave, casi siempre en primera persona, lo que trae como efecto una evocación enérgica. Su libro “33 revoluciones para Rodríguez” es una rara avis en nuestra tradición poética. Constituido por trece poemas de mediano aliento, es un homenaje a Sixto Rodríguez, un artista a quien no rozó la fama, un luminoso perdedor que vivió en Detroit devorado por el olvido, mientras al otro lado del mundo, en Sudáfrica, era un artista venerado: sus canciones eran banderas de lucha a favor de la conquista de los Derechos Humanos, pero él lo supo hasta muchos años d

Diez aportes culturales desde Los Confines

El año 2018 fue un buen tiempo para hacer muchas acciones culturales en Lempira que han tenido trascendencia nacional, gracias al esfuerzo del voluntariado cultural independiente, con el apoyo y accionar institucional de la empresa privada, la cooperación internacional e instituciones públicas. Algunas empresas de la Cámara de Turismo de Gracias, Lempira, la Cámara de Comercio de Copán Ruinas, la Editorial Universitaria de la UNAH, La Universidad Metropolitana de Honduras, el Centro Cultural de España en Tegucigalpa, además de instituciones como Plan International Honduras y World Vision Honduras han sido protagonistas al impulsar a través del patrocinio, financiamiento y del enfoque de responsabilidad social muchas de esas actividades que se realizan gracias al voluntariado de ciudadanos y artistas. Atanasio Herranz conferencista del Festival Internacional de Poesía Los Confines Exposición “El vidrio de Pandora” de Dilcia Cortés Una magnífica exposición de foto

Pocos poetas, muchos locos

He leído artículos con enunciados en contra de los poetas hondureños, especialmente sobre la generación que se consolida por su obra y que asumirá el relevo generacional en los próximos años. Comprendo que no todos los poetas comparten formas de ver la vida, la política o la poesía. Pero eso es normal. Nadie debe asustarse: fue, es y será siempre así. Tampoco hay que escandalizarse por algunos excesos de esos seres un tanto anárquicos, odiados o amados, que aún en medio de las mezquindades ofrecen en sus palabras una posibilidad de lectura de nuestra circunstancia en el mundo. La poesía hondureña contemporánea pasa uno de sus mejores momentos. Es difícil visualizarla a plenitud por el ruido y la broza que la cerca intencionalmente con la idea de suplantarla. Hablo de esas miles de almas decadentes que se autodenominan y se auto validan hoy en día como “poetas” y no sé que más cosas. Nunca antes ha habido tantos tecnicismos y tecnócratas para la poesía. La fiebre contemporáne