Me sucede con Rubén Darío Paz que cuando pienso en su trabajo, no sé cuál de sus inquietudes o exploraciones admiro más: si la del historiador académico o la del fotógrafo documentalista, aunque quizá sean una misma. Conozco el trabajo fotográfico de Rubén Darío Paz y debo confesar que durante mucho tiempo ha sido de las mejores cátedras de historia y antropología que he tenido al alcance; pues este maestro de historia ha recorrido toda Honduras y ha reivindicado la posibilidad del reencuentro con una realidad pura y que tan bien lo han hecho pocos hondureños como Jorge Federico Travieso cuyas exploraciones de nuestra realidad cultural son verdaderos descubrimientos. Pocas veces he visto colecciones de fotografías sobre Honduras que guarden tanta riqueza y por eso respeto ese trabajo de Paz: rostros, arquitectura, naturaleza, tradiciones, cuevas y sus petroglifos, fiestas, labores, oficios, arte popular, arte religioso, frutos, cosechas, inviernos, mares, ríos y sobre tod...