Adán
Vallecillo es el más coherente de nuestros artistas en el arte contemporáneo.
Su carrera manifiesta esa incansable búsqueda, explorando desde la cerámica, la
pintura experimental, el arte objeto y el performance.
Es
un protagonista de los mejores instantes del arte de la última década, su paso
por la la Antología de las Artes Visuales de Honduras está marcado por su
propio proceso, pues su trabajo le llevó a reunirse en Atería y en La
Cuartería, junto a Leonardo Gonzáles, Gabriel Galeano, César Manzanares y
Fernando Cortés.
Desde
la indiferencia de las instituciones, de la crítica y de quienes se creían
dueños del circuito de arte hondureño, Adán Vallecillo se impuso; nunca pensó que
su trabajo era un asunto marginal, todo lo contrario: lector y conocedor de las
grandes expresiones del arte contemporáneo, avizoró con entero profesionalismo
sus facultades e indagó, desde sus inquietudes, los temas tanto formales como
la trasgresión y la osadía de un nuevo discurso.
Adán
Vallecillo fue ganador de una edición del Premio de la Antología de Artes
Visuales de Honduras, con una de las obras más agresivas de nuestro arte,
hablamos de “Placebo”. En
2010 le hice una entrevista sobre la Antología de las Artes Visuales de
Honduras que convocaba la Embajada de España en Honduras; publico aquí algunos
fragmentos de esa conversación con Adán Vallecillo, artista con el que coincido
y discrepo; ni él ni yo nos concedemos el lujo de la complacencia o de las
solemnidades y peor aún del halago personal, ambos somos de esos amigos a los
que unen las diferencias abismales, por eso la verdad se sienta en nuestra mesa
a debatir con altura y sin tapujos .
Salvador
Madrid: Tradición y ruptura: son dos palabras que determinan su producción. ¿La
Antología de las Artes Visuales de Honduras, da fe de eso? Digo por las obras
que presentó al evento.
Adán Vallecillo: Tradición y la Ruptura son dos caras de la misma moneda que
determinan la producción de cualquier artista. Son dos consecuencias
inevitables de cualquier proceso histórico, por ello, no deben ser vistas de forma maniqueista por
los artistas o la crítica, no son simples opuestos o polarizaciones de grupos,
ya que responden a procesos mucho más complejos, que nos trascienden como
individuos. Por ejemplo, uno puede caer en el tradicionalismo de lo
contemporáneo o en una posición más crítica romper con ese tradicionalismo de
turno que me parece bastante dañino para el arte, porque se muestra como algo
que no es en realidad, se presenta como distinto por la diversidad de máscaras
que puede adquirir del crisol de posibilidades del mundo contemporáneo, pero en
el fondo es tan mojigato y represivo como la inquisición. La tradiciones en sí
mismas son inofensivas desde el mismo momento que se implantan, ya que cuando
eso sucede paralelamente se inician diversos procesos de ruptura que
dependiendo del contexto político se convertirán, a futuro en tradiciones que,
si son funcionales para el sistema político, serán legitimadas, si no lo son,
nunca llegarán a convertirse en tradiciones, regresarán sus premisas en
diferentes momentos de la historia, con nuevos marcos de valores estéticos y
morales pero nunca se implantarán como tradiciones porque sus premisas seguirán
siendo subversivas, en ese caldo de cultivo es donde se desarrolla realmente el
arte.
Le
veo a Usted en este recorrido por nuestro arte: por un lado su búsqueda en los
lenguajes tradicionales y luego en el Arte Contemporáneo ¿Cuánto de ello fue un
diálogo con el evento o una reacción contra el evento?
La
Antología fue siempre para mí, un espacio donde mostrar mi trabajo en Honduras,
nunca fue una estructura cultural frente a la cual había que reaccionar. Yo
siempre he sospechado del arte reactivo, ese que responde a los movimientos de
una institución, un Golpe de Estado o una tendencia formal, porque me parece
que el arte siempre debe responder como una actitud frente al mundo y no
limitarse a ser contestatario.
Y
los compañeros de viaje ¿Qué opina de ellos? Me interesa ese sentido
generacional.
Los
artistas no vivimos en burbujas, ni tampoco somos seres superdotados para
abstraernos del mundo y de los demás. Yo como individuo me debo a la
colectividad, he crecido y he podido hacer lo que hago gracias a los demás, a
esos que vos llamás compañeros y compañeras de viaje con quienes he tenido el
privilegio de compartir ideales y discrepar. No son solo los amigos y colegas
por quienes siento mucho respeto, sino también aquellos hombres y mujeres que
no siempre puedo conocer pero que son parte de toda esta generación de nuestro
tiempo, para quienes el sentido de la vida, las luchas de poder, la
sobrevivencia, el amor y otras necesidades vitales responden a un momento
histórico particular.
El
desarrollo de la crítica y de la curaduría, ¿Qué piensa usted de la fundación
de esos discursos a través del evento?
La
Antología no fundó ningún discurso, simplemente se limitó a seguir el juego que
le correspondía como producto de las políticas y estructuras de cooperación que
promulgan la apertura a diferentes formas de expresión que no necesariamente
responden a criterios artísticos. No se le podía pedir más y eso lo entendimos
algunos, posteriormente hubo un esfuerzo por depurar el reglamento de
participación pero ya la crítica y la curaduría habían tomado su espacio en la
escena artística local y ellos fueron inteligentes y abiertos al integrar a
personas con esas capacidades, sobre todo en las últimas ediciones.
El
grupo Artería afincado en la ruptura ¿Cuál era la postura respecto a la
Antología de la Artes Visuales de Honduras?
El
colectivo surge en un momento de mayor apertura, esa fue una gran ventaja
porque antes de eso la prioridad en la antología era la pintura colorida.
Nuestra posición fue la de aprovechar el espacio que se nos habría para mostrar
otras maneras de dialogar con el público.
¿Y
La Cuartería?
La
Cuartería siguió una estrategia parecida que se puso en evidencia con la
presentación de dos performances cuando hasta aquel momento ni siquiera era
considerado en las bases de los concursos.
Usted
es un artista de entrañable disciplina, aunque al principio el reconocimiento a
su obra vino del extranjero debido a que había mayor espacio para la
experimentación, pero admitámoslo aquí, de los creadores jóvenes, en este
momento, es de los que tienen un currículo destacado que va más allá de las
participaciones ¿Pero siempre volvió por la Antología de las Artes Visuales de
Honduras? ¿Qué leemos en esta actitud?
Pues
siempre lo vi como una oportunidad para compartir mi trabajo con el público
local. Pero también la Antología me brindaba condiciones profesionales
favorables para la discusión y el diálogo con colegas y miembros del jurado.
Al
comentario anterior le agrego algo, Usted viene mostrándonos que la moneda
tiene más de dos caras: cerámica, pintura, performance, arte objeto, arte
conceptual y propuestas multidisciplinarias. Háblenos de este proceso.
Han
sido elecciones, pero mostrar esa diversidad es algo la antología fue
propiciando gracias a su apertura.
¿El
premio de la Antología de las Artes Visuales de Honduras, llegó tarde para Adán
Vallecillo o más bien para el arte que realiza?
En
realidad fue al contrario, llegó en el momento justo y te voy a decir porqué. El
premio de la Antología de las Artes Visuales de Honduras, llegó muy temprano para
el resto de los ganadores, con la excepción de Gustavo Armijo y Víctor López,
los demás ganaron el premio de la Antología en un momento temprano de su
carrera. En algunos casos ni siquiera continuaron trabajando, peor aun, no
llegaron a asumirse como artistas.
“Placebo”
es una obra agresiva, totalmente desarraigada de los conceptos formales que
nuestro arte tiene como fundamento ¿Cuál es el riesgo de una obra así? y si
avanzamos más, ¿cuáles son los riesgos estéticos que un artista debe asumir
como parte de su carrera?
Si
bien es cierto el fundamento de la obra no pasa por los conceptos formales de
la tradición artística local porque son eurocentristas, “Placebo” es un objeto
que comparte valores estéticos fundamentados en la vida cotidiana de una
realidad tan particular como la de Honduras.
El
mayor riesgo de una obra como esa que puede puncharse antes de llegar al museo,
o bien que termine en la casa de un coleccionista. Sucedieron exactamente ambas
cosas. En relación a tu última interrogante pienso que los riesgos estéticos
son gajes del oficio, hay un riesgo mayor en la carrera de un artista y es
asumirse como tal.
¿La
presentó como escultura?
A
veces me considero un escultor
Si
bien hay mucha experimentación en nuestro contexto, y si entendemos que la
contemporaneidad ha exigido del artista algo que va más allá de las relaciones
técnico-formales o incluso de materialidad misma, pues el Artista Contemporáneo
es ante todo un hacedor de ideas, un pensador cuyo límite ya no se asocia con
la formalidad tradicional ¿Por qué cree que en Honduras, los artistas aún no
despegan de aquel primer matrimonio con los parámetro de la tradición o del
conservadurismo?
Sos
vos el que lo está diciendo, Yo no creo que así sea. El arte contemporáneo en
Honduras ha logrado una madurez crítica que hace varios años se desprendió de
ese matrimonio. Y de verdad, creo que nunca en la historia de nuestro país ha
existido una generación de artistas tan diversa y productiva y que además tiene
el mérito de haber acabado con el monopolio de la pintura de caballete algo que
fue más allá de unas rupturas técnico- formales, algo que tiene que ver más con
una actitud que con una pose.
Arte
Contemporáneo, coleccionismo, mercado del arte nacional, eventos… ¿Sigue siendo
el Arte Contemporáneo una expresión periférica en este país?
En
Honduras la cultura en general sigue siendo periférica. El poder hegemónico
ahora nos quiere imponer un nacionalismo folklórico de camiseta que nada
corresponde con nuestras necesidades actuales y los artistas y las
instituciones podemos hacer mucho para cuestionar ese modelo manipulador de
cultura prefabricada. Es una necesidad más urgente ya que el mercado, los
eventos o el coleccionismo no resuelven esa imposición de valores, más bien
está demostrado que los propician.
No
quiero utilizar la palabra aprendizaje, sin embargo mucho de eso quiero
preguntarle, porque es de novatos creer
que la carrera de un artista es lineal y crasa, ahora bien ¿cuánto significó
para su carrera el espacio de la antología?
Yo
diría que fue una escuela, aprendí lo que me interesaba.
¿Cumplió
la antología algún papel determinante en nuestro arte actual?
Un
evento no es determinante para el rumbo del arte en ningún lado ya que su
desarrollo se debe a múltiples factores. Sin embargo la Antología tuvo varios
méritos entre ellos el de propiciar el encuentro intergeneracional, mostrar
diferentes etapas y tendencias, integrar la participación de críticos y
curadores locales e internacionales y otorgar reconocimientos a la
experimentación, quizá hay otros, pero esos son los que me parecen más
importantes.