Comparto esta entrevista sobre el hábito de la lectura que me realizó la periodista cultural Melissa López de
Diario El Heraldo.
Ha sido
muy interesante este ejercicio de brindar aproximaciones desde mi experiencia;
estoy seguro que hay mucho que aprender sobre este tema y que sin duda todos deberíamos
compartir las experiencias positivas ya sea en nuestro trabajo o en nuestros
hogares.
Melissa López: Si leer es bueno para
todos en cualquier lugar, momento o circunstancia, ¿qué papel podría jugar la
lectura en tiempos de pandemia?
Salvador Madrid: Si tuviéramos el hábito de la lectura
tendríamos mayor conciencia para valorar la vida y cuidar el bien común. Aún
estamos a tiempo de formar el hábito. Las ventajas son muchas: leer derrumba el
confinamiento, ayuda a imaginar, fortifica el ocio creativo, entretiene, crece
nuestro nivel de reflexión y de búsqueda de conocimiento. Esto es clave para
enfrentar el presente y esencial en un futuro complejo donde triunfarán quienes
se transformen.
ML: La cuarentena se alarga y el
tiempo de ocio también. ¿Es acaso la lectura un salvavidas de los efectos
negativos de un prolongado confinamiento?
SM: La lectura es una de las mejores aliadas de la familia
en estos momentos. Pero debemos tener cuidado en no insistir que los niños y
niñas lean bajo presión porque más bien puede generar estrés.
Es importante crear pequeños
tiempos para la lectura, entre cinco y diez minutos diarios en un ambiente
alegre, de juego, relajado, ocioso, recreativo y sobre todo orientar a las
niñas y niños para que escojan sus lecturas. En internet hay muchas opciones
gratuitas para leer, con la observación y apoyo de los adultos se pueden
descubrir maravillosas páginas de alegría y conocimiento.
ML: Partiendo de que en Honduras la
mayoría de personas prefiere ver una serie antes que tomar un libro, ¿de qué
forma es posible incentivar este hábito en casa?
SM: Lo digo una y otra vez en mis talleres, conferencias y
entrevistas, cuando trabajo con docentes o familias: la mejor técnica de animación lectora es el ejemplo. Todos en la familia
debemos leer entre cinco y diez minutos diarios.
A los niños y niñas hay que
acercarles libros atractivos y de acuerdo a su edad. En la web hay libros
pequeños, hermosos y gratuitos. Hay que quitarle todas las ceremonias a la
lectura como que si fuera una misa o el protocolo de una monarquía. Que lean en
la cama, en el piso, en el baño, en voz alta, en voz baja, mientras juegan, con
o sin música, mientras ven televisión incluso.
También hay que jugar mucho en
este tiempo, conversar, ver todas a las películas y series que se puedan, esto
no contradice a la lectura, más bien, permite negociar tiempo para
incentivarla. “Ve tu serie y luego te relajas y lees un poco”. La lectura no
debe causar estrés, ni ser rigurosa, ya suficiente con el estrés de la familia
al estar al borde de la quiebra, del hambre y de la muerte en la pandemia.
ML: Si tuviese que recomendar una
serie de libros para aquellos que aún no saben cómo buscar un refugio entre
líneas, ¿cuáles serían y por qué?
SM: No recomendaré libros de gente seria, académica o que
piensa que la vida es solo literatura. He aprendido de las niñas y niños en los
últimos quince años que toman el hábito de leer con libros muy breves,
atractivos, divertidos, con historias simples y mágicas, especialmente de
cuentos.
Lo importante es que formen un
hábito de lectura no que sean expertos en literatura. Si logramos que lean de
una forma orgánica todo será más fácil: aprenderán en todo momento, tendrán
buenas notas, harán su propio mapa de la imaginación lectora.
Recomiendo la colección de la
“Mochila Violeta” porque son libros para todas las edades, nos permiten soñar y
ver el mundo en su diversidad y riqueza, forman en prevención de violencia y
nos ayudan a sacudirnos de roles y estereotipos de género; recomiendo los libros
mágicos de cuentos que forman en valores.
Repito, es tiempo de leer de
manera divertida no para hacer críticos literarios, ni adoradores del canon de
lectura tradicional, no para imponer los gustos de los adultos, ni para ser
escritores, sino para aprender a amar la lectura y configurar su propio gusto
lector, no para atormentar a los niños y niñas con nuestras preferencias de
lectura, eso es crueldad.
ML: En el caso de los niños, muchos
de ellos ya se encuentran de vacaciones y tienen más tiempo libre que de
costumbre. ¿Es momento de seguir leyendo?
SM: Los niños y niñas vienen estresados del sistema educativo
donde leen por tarea, por exámenes y por castigo. Aparte de eso son los
testigos y víctimas directas de la crisis de los adultos. La pedagoga Verónica
Zambrano dice que “En tiempos de crisis, las niñas y las mujeres son las
víctimas más vulnerables, y lo peor, las más invisibilizadas”.
Es tiempo de relajarse un poco,
de prevenir la violencia intrafamiliar, especialmente la violencia basada en
género. La lectura puede apoyarnos en esto también, crear hogares protectores.
Cuando logremos tiempo y espacios de calidad en familia, leamos por placer y
diversión, tratemos de acercarles lecturas hermosas a la niñez.
ML: ¿Qué beneficios a corto y largo
plazo conlleva el cultivo de este hábito tanto para niños como para jóvenes y
adultos?
SM: A corto plazo fortalece la autonomía del aprendizaje. A
largo plazo crea una conciencia capaz de transformar el destino personal, vivir
a plenitud con creatividad y sin limitaciones interiores que les permitan
respetar, defenderse, protegerse y proteger a otros niños y niñas; además de crecer
con conocimientos.
ML: Leer no previene un diagnóstico
positivo de coronavirus, ni garantiza un trato digno en caso de tenerlo, pero
¿es capaz de salvar vidas?
SM: La lucha contra el coronavirus es más difícil en un
pueblo que no lee. Es probable que si fuéramos lectores podríamos dimensionar
con conciencia la importancia y el poder que tenemos al amar con plenitud a un
país o a una comunidad: podríamos transformar nuestro propio mundo, y cuando
eso sucede estamos listos para comenzar a cambiar nuestro hogar, nuestro
barrio, nuestra comunidad y nuestro país. Libres de la ignorancia y amorosos de
la sensibilidad, la cultura y la ciencia.
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